Por: Ricardo J. Acevedo Matías, MSW, Trabajador Social de Triple-S

 

Durante el Mes del Orgullo, es importante abordar no solo los logros y celebraciones de la comunidad LGBT+, sino también los desafíos que aún persisten. Uno de estos desafíos es la violencia doméstica en parejas del mismo sexo, una problemática que a menudo pasa desapercibida tanto en el discurso público como en los servicios de apoyo. Este artículo explora las características particulares de esta forma de violencia, los obstáculos que enfrentan las víctimas, la necesidad de políticas y algunos recursos para buscar ayuda.

Se define violencia doméstica como un patrón sistemático de conductas, en una relación íntima, que ocurre a través de un periodo de tiempo y que puede llegar a ser frecuente y severo. La violencia doméstica se realiza con el objetivo de controlar, dominar y coaccionar a otra persona.

Este problema es más complejo cuando ocurre en parejas del mismo sexo ya que es invisible ante la sociedad en general. ¿Estamos realmente preparados para atender a todas las víctimas, sin importar su orientación sexual? No quisiera ver en la primera plana de un periodo la reseña de una muerte perpetrada de un hombre hacia otro hombre. El llamado es a crear política pública que incluya adiestramiento sobre diversidad sexual en el sistema de salud, la policía, la rama judicial, corrección y rehabilitación, todo el andamiaje gubernamental que interviene en los casos de violencia doméstica y la colaboración de organizaciones del tercer sector.

La diversidad sexual existe en todas las sociedades, incluyendo la puertorriqueña. Persiste un debate entre la comunidad religiosa, el estado y el colectivo LGBT+ sobre la diversidad sexual que nos hace ciegos como sociedad ante el problema de la violencia doméstica entre parejas del mismo sexo. La definición de violencia doméstica en la Ley Núm. 54 de 15 de agosto de 1989, según enmendada “La Ley para la Prevención e Intervención sobre la Violencia Doméstica” no establece que la violencia doméstica ocurre única y exclusivamente de un hombre hacia una mujer. Cuando como sociedad no reconocemos las dinámicas que se dan de una mujer hacia un hombre, una mujer hacia otra mujer y entre un hombre hacia otro hombre, ocurre lo que se conoce como prejuicio de las estructuras, el gobierno, las instituciones.

Las parejas de hombres homosexuales que experimentan violencia doméstica han interiorizado y hecho suyos los prejuicios y el discrimen de la sociedad. Experimentan sentimientos negativos acerca de su propia orientación sexual y sexualidad que no es otra cosa que homofobia internalizada.

La homofobia internalizada no ayuda para que acabe la violencia doméstica, ya que no permite que los hombres homosexuales puedan identificar cuando están en una relación de violencia doméstica, no busquen ayuda ni acceden a servicios de apoyo. Buscar ayuda puede implicar revelar su orientación sexual y tener que buscar ayuda en entidades que brindan una respuesta social inadecuada. En ocasiones, casos que ameritan la utilización de la Ley Núm. 54 sobre violencia doméstica, han sido trabajados por agresión simple o acecho. El problema es real, va en aumento y si no se toma acción para proteger derechos y brindar servicios adecuados se tendrán que manejar problemas de salud mental más severos en el futuro.

La Policía de Puerto Rico informó que para el año 2023 hubo 95 víctimas de violencia doméstica en la comunidad LGBT+. Esta cifra registra los casos radicados solamente, pero la realidad es que, existen muchas situaciones de violencia doméstica que no se reportan o no se validan en los tribunales.

Según investigaciones realizadas en la Universidad Albizu en Puerto Rico sobre la salud mental en la población LGBT+, los resultados señalan una tendencia a padecer más depresión, ansiedad, ingestión de alcohol y conductas suicidas que poblaciones heterosexuales. Por igual, hombres que experimentan homofobia, maltrato físico y verbal, pobreza y racismo dijeron sentirse socialmente desconectados, angustiados y con autoestima baja. Además, la violencia doméstica en su modalidad de violencia sexual puede exponer a las víctimas en riesgo de infectarse con enfermedades de transmisión sexual o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Los invito a formar parte de este proceso educativo para poder llegar a más personas, tener más visibilidad y traer soluciones al problema con acciones. Si eres parte de la comunidad LGBT+ o conoces algún ser querido que esté pasando por una situación de violencia doméstica puedes buscar ayuda al:

  • Llamar al 911
  • Acudir al Cuartel de la Policía Estatal más cercano.
  • Ir a las Salas Especializadas en Casos de Violencia de Género en los Tribunales de Puerto Rico.
  • Clínica de Asistencia Legal de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico que ofrece orientación gratuita confidencial. Teléfonos (787) 999-9570 / (787) 999-9579.
  • Acudir alguna organización del tercer sector de su preferencia, tales como: Waves Ahead, PR Concra y Ararat.

 

Aspiremos todos a crear espacios seguros y brindar servicios salvaguardando la dignidad de todo ser humano.